La gestión emocional en líderes en tiempos de cambio

En un entorno de transformación constante, la verdadera ventaja competitiva de un líder no radica solo en la claridad de su estrategia o en la precisión de sus indicadores, sino en su capacidad para gestionar las emociones propias y de su equipo. El cambio no es lo que erosiona la confianza o disminuye la productividad; lo que realmente desgasta es una gestión emocional deficiente.

Hoy, la investigación confirma lo que la práctica organizacional demuestra día con día: los líderes con inteligencia emocional elevada promueven mayor compromiso, resiliencia y desempeño en sus equipos. McKinsey ha señalado recientemente que la resiliencia emocional no es un lujo, sino una necesidad estratégica, especialmente en tiempos de presión y disrupción. Gallup, por su parte, ha reportado que los mandos medios han sufrido la mayor caída de engagement en los últimos años, convirtiéndose en un riesgo operativo para la continuidad del negocio si no reciben apoyo emocional adecuado.

La gestión emocional no debe entenderse como un ejercicio de motivación superficial. Se trata de reconocer y nombrar con precisión lo que sentimos, regularlo de manera intencional y encauzarlo hacia comportamientos que sostengan la estrategia. Susan David, en su concepto de Agilidad Emocional, explica que no se trata de negar las emociones, sino de escucharlas como información valiosa, alinearlas con nuestros valores y elegir acciones que generen impacto real.

Los entornos de alta presión exigen líderes capaces de crear espacios de seguridad psicológica. Estudios publicados en Harvard Business Review muestran cómo esta se erosiona de manera natural durante el primer año de un colaborador si no se cuida activamente. Cuando un equipo siente que puede hablar sin miedo a represalias, se abren las puertas a la innovación, la creatividad y la solución de problemas de manera más rápida. Por el contrario, cuando predomina el silencio, lo que se instala es la desconfianza.

Además, investigaciones recientes en MIT Sloan Management Review documentan seis prácticas efectivas para que los líderes regulen sus emociones y acompañen a sus equipos en este proceso: desde la autorreflexión diaria y la claridad en el lenguaje emocional, hasta la creación de rituales de escucha que permiten nombrar las tensiones sin dramatizarlas. Estos pequeños gestos tienen un efecto poderoso en el clima de trabajo, porque convierten lo intangible en confianza palpable.

La gestión emocional también implica cuidar la recuperación personal. Liderar bajo agotamiento se traduce en decisiones reactivas, mensajes confusos y climas de ansiedad. El verdadero liderazgo requiere pausas conscientes, higiene en las reuniones y rutinas que protejan la energía mental y física. Como recuerda Daniel Goleman en su investigación sobre liderazgo resonante, el estado emocional de un líder es contagioso: cuando un líder se permite recuperar energía, abre la puerta para que el equipo haga lo mismo.

Hablar de gestión emocional no es entonces hablar de suavidad ni de concesiones. Es hablar de productividad, retención y sostenibilidad. Una cultura que normaliza el diálogo sobre emociones no se debilita; se fortalece. Los líderes que se atreven a modelar la calma en la tormenta se convierten en referentes de confianza, incluso en los momentos más inciertos.

En definitiva, la emoción no es un obstáculo a la estrategia: es el combustible que puede moverla con mayor fuerza. Quienes logran integrarla con autenticidad generan entornos donde las personas se comprometen, los equipos se transforman y las organizaciones se preparan para el futuro con más solidez.

El liderazgo se nota cuando hay presión: tu calma define el clima, y el clima define el resultado.

Referencias

  • David, S. (2016). Emotional Agility: Get Unstuck, Embrace Change, and Thrive in Work and Life. Avery.

  • Goleman, D., Boyatzis, R., & McKee, A. (2013). Primal Leadership: Unleashing the Power of Emotional Intelligence. Harvard Business Review Press.

  • Harvard Business Review. (2024). How Psychological Safety Erodes Over Time—and What to Do About It. Harvard Business Publishing.

  • McKinsey & Company. (2024). The State of Organizations 2024: Ten Shifts Transforming Organizations. McKinsey Insights.

  • MIT Sloan Management Review. (2023). The Emotional Landscape of Leadership. Massachusetts Institute of Technology.

  • Gallup. (2024). State of the Global Workplace Report 2024. Gallup Press.

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Comentarios

Hayden Sandoval
hace 3 días

Excelente planteamiento. Resalta con mucha claridad que la verdadera fuerza de un líder está en su capacidad de gestionar emociones, crear confianza y sostener a su equipo en medio de la incertidumbre.